lunes, 16 de agosto de 2010

Las crónicas de Hannah

Hannah y su pasado



Tele encendida en canal de noticias. Platos sucios en la cocina que él otra vez olvidó lavar y su beso dasapasionado en el desayuno terminó de detonar aquello que, como una pústula al borde de estallar, estaba asomando. El ya no la quería, si es que lo había hecho, y ella ya no podía soportar la comedia.
-¿Ya tenés lo que querías?- le contestó enojado cuando ella lo increpó para reclamarle una vez más su falta de atención.
Entonces esta gota derramó el vaso y empezó la guerra de reproches mutuos, y que ella sabía de sus andanzas y que él era un hipócrita que cuidaba las apariencias y que me voy, estoy cansada y me voy.
-Se terminó, no, se terminó, no quiero más, no podemos arreglarlo esta vez, ya no queda nada que arreglar y no intentes repararme porque no estoy rota.
La verdad es que desgraciada e infeliz la había hecho, a ella que se la pasaba corriendo detrás de vanas ilusiones y llenándole los días. Y él sólo le echaba la culpa y demostraba ser incapaz de la más mínima autocrítica. Entonces le cantó una frase de una de sus canciones favoritas, esa que alguna vez cantaron juntos:
“…y cuando te aprendas la letra,
puede que la vida perfecta,
llena de algodones que buscabas
se esté desvaneciendo
como el espejismo que eras…”
Y él seguía esforzándose como quien sabe que lo hace por última vez y le pidió con un tono poco convincente:
- perdón, perdón, por favor.
Y todo con los gritos de una promoción de televisores a mitad de precio en un conocido local de la zona.
-¿No te das cuenta que resultaste ser uno más de ellos?- le dijo ella furiosa.
Luego siguió con la letra:
“Volvete a tu mónada de egoísmo,
no intentes desdoblarte.
No te camufles en ideales
que no entendés.”
-Serías más creíble si te hicieras cargo de lo que sos y te dedicaras como todos los demás a la conexión-desconexión.
-“Porque a más de uno
le tocó salir de un lugar peor
pero igual nunca quiso
ir a Robotlandia”-, siguió tarareando.
- Me voy y sin quejas, por favor. Y te pido que a donde sea que vaya, no me busques más con la mirada. Hay 400 sillones para que te acuestes y vos ya no sos mi problema.
La imagen del locutor dando las buenas noches se desdibujó en la fría pantalla.

lunes, 9 de agosto de 2010


Brilla el verde,
brilla el blanco que encandila,
los sensores se activan.
Hola anochecer.
¿Qué me espera?
Una vez más la aventura
de volver a casa y
no fallar en el intento.
En este instante que escribo,
me sonrío pensando
en cómo te ves bajo la piel.
Como un camaleón desorientado
vibran tus colores.
Qué bonito es todo,
mira qué bonito.
Una calesita de colores
gira y gira,
y sube alto, alto
hasta las nubes
a volar con angelitos.
Esos que imaginaba de pequeña
que me daban
frutillas en la boca.
Y me decían
que me quedara tranquila,
que las sombras un día se irían
y que entre las lágrimas
llegaría el día de Sol.