9. La que fuma por él
Consume sus cigarrillos al ritmo que se consume por dentro. La ansiedad no logra aún matarla y se jura que va a dejar de fumar del mismo modo que juró dejar de pensar en él. Las cenizas le recuerdan las promesas incumplidas y las noches perdidas a su lado y mientras prende el siguiente se imagina que todo va a cambiar y va a ser mejor. Si pudiera dejarlo, se dice, entonces dejaría de fumar. Finalmente da el gran paso y le pide que se tome el buque, para luego encender otro más para olvidarse de él.
10. La dominante
No le deja ni un minuto de respiro, que a dónde vas, con quién y a qué hora volvés. El chantaje emocional es parte de su estrategia y emplea toda clase de artimañas para boicotearle la vida. A simple vista parece inofensiva, pura dulzura; pero es más peligrosa que diplomático en cumbre mundial. Conocedora de las sutilezas de su arte, siempre logra salirse con la suya y no es de extrañar que enganche buenos candidatos. Las buenas mujeres perplejas se preguntan qué mal aqueja al sexo fuerte para elegir semejante cortamambos, aunque la verdad es que él no piensa dejarla porque tiene un 50 % de culpa invertida en la relación.
Consume sus cigarrillos al ritmo que se consume por dentro. La ansiedad no logra aún matarla y se jura que va a dejar de fumar del mismo modo que juró dejar de pensar en él. Las cenizas le recuerdan las promesas incumplidas y las noches perdidas a su lado y mientras prende el siguiente se imagina que todo va a cambiar y va a ser mejor. Si pudiera dejarlo, se dice, entonces dejaría de fumar. Finalmente da el gran paso y le pide que se tome el buque, para luego encender otro más para olvidarse de él.
10. La dominante
No le deja ni un minuto de respiro, que a dónde vas, con quién y a qué hora volvés. El chantaje emocional es parte de su estrategia y emplea toda clase de artimañas para boicotearle la vida. A simple vista parece inofensiva, pura dulzura; pero es más peligrosa que diplomático en cumbre mundial. Conocedora de las sutilezas de su arte, siempre logra salirse con la suya y no es de extrañar que enganche buenos candidatos. Las buenas mujeres perplejas se preguntan qué mal aqueja al sexo fuerte para elegir semejante cortamambos, aunque la verdad es que él no piensa dejarla porque tiene un 50 % de culpa invertida en la relación.
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